A través de un proceso profundo de autoconocimiento y terapia, encontré maneras de enfrentar mis problemas sin recurrir al juego. Hoy, vivo una vida equilibrada y feliz, habiendo recuperado la confianza de mis seres queridos y sintiéndome más fuerte que nunca. Con el apoyo de un equipo de profesionales dedicados, pude explorar los conflictos emocionales que alimentaban mi adicción.